CAPM, ¿SÍ O NO?

Pocas herramientas han tenido tanta influencia en el pensamiento financiero como el Capital Asset Pricing Model (CAPM). Desde su creación en los años 60, el CAPM ofreció una fórmula elegante y sencilla para estimar la rentabilidad esperada de un activo en función de su exposición al riesgo sistemático (beta). Esta correlación entre riesgo y rentabilidad lo convirtió en un modelo revolucionario en su día, clave en la estimación del coste del capital, en la evaluación de proyectos de inversión y en el análisis de carteras. Su claridad conceptual y su aplicabilidad directa siguen siendo muy valoradas en finanzas.

Pero hoy, más de 60 años después de su nacimiento, las preguntas se acumulan: ¿sigue sirviendo? ¿Debe continuar enseñándose en escuelas de negocios? ¿Es útil o “solo” elegante?

¿Por qué sigue estando vigente?

  • Es fácil de aplicar y comunicar.Tres variables (beta, prima de mercado y tasa libre de riesgo) permiten calcular la tasa de descuento aplicable al capital.
  • Introdujo un marco claro para distinguir entre riesgo sistemático (no diversificable) e idiosincrático.
  • Fundó un lenguaje común en finanzas: términos como “beta”, “prima de riesgo”, “SML” o “Jensen’s alpha” derivan directamente del modelo.
  • Sirve como punto de partida para otros modelos más complejos: desde los multifactoriales de Fama-French hasta el CAPM intertemporal o el basado en consumo.

Pero… sufre de limitaciones sustanciales:

  • Sus predicciones empíricas fallan: la beta no explica bien las diferencias de rentabilidad entre activos, como muestran las anomalías de tamaño, valor o momentum u otras “anomalías”.
  • Asume condiciones irreales como que los mercados sean perfectos, los inversores racionales, exista un horizonte temporal único, y exista un acceso universal a activos libres de riesgo.
  • No se puede testear el CAPM si no se conoce el verdadero portafolio de mercado, que incluiría todos los activos del mundo, incluso el capital humano (crítica de Roll).
  • En épocas de crisis o cambios estructurales, la correlación entre activos se dispara y el modelo pierde toda capacidad predictiva.
  • Tampoco resiste bien cuando se tienen en cuenta los factores psicológicos y conductuales del inversor.

Haz click debajo para una Guía Interactiva sobre el CAPM:


A pesar de todo lo anterior, el CAPM subsiste. Su simplicidad lo ha convertido en una herramienta común en finanzas corporativas. Muchos analistas y CFOs comienzan con el CAPM y luego ajustan con primas de tamaño, liquidez u otros factores. En entornos donde la consistencia es más importante que la precisión milimétrica (sobre todo cuando es sólo una de tantas variables necesarias en el ejercicio financiero), el CAPM cumple su función. Por ello, su enseñanza sigue siendo esencial en MBAs y certificaciones como el CFA, siendo, al menos, el punto de partida necesario.

Podríamos concluir que el CAPM debería seguir teniendo un papel relevante. Probablemente más el de una herramienta conceptual y educativa que permita entender los fundamentos antes de introducir modelos más robustos y “complicados” como los de Fama-French, Carhart, APT o incluso modelos conductuales. Enseñarlo críticamente, señalando sus debilidades, ayudará a formar profesionales capaces de pensar más allá de la beta y del mundo idealizado, e irreal, que propone el CAPM.


Descubre más desde Irrational Investors

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Deja un comentario